La economía

¿Eso qué e?

viernes, 7 de noviembre de 2014

EL SMI CREA DESEMPLEO

El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) crea paro además de otros perjuicios adicionales.
Para entender que el SMI perjudica a cualquier individuo del sector privado más que ayudarle,  hay que entender varias cuestiones básicas sobre los salarios. La primera de ellas es que la cuantía de estos depende en última instancia de la oferta y demanda del mercado laboral y no de una fijación gubernamental. Esto se traduce de forma sencilla con la simpleza de la ley de oferta y demanda del mercado de trabajo:

-Por parte de la oferta: si hay mucha oferta (desempleo) los salarios tenderán a bajar, mientras que si hay poca tenderán a subir.
-Por parte de la demanda: si hay mucha demanda (ofertas de trabajo) los salarios tenderán a subir, mientras que si hay poca tenderán a bajar.


Con esto podemos deducir que en tiempos de crisis los salarios bajarán debido a que hay mucha oferta y poca demanda.

Por supuesto que no se puede reducir a esta simpleza la determinación de los salarios, pero es una indicación general. Hay que tener en cuenta la competencia que existe para cada oferta: no es lo mismo una oferta de un directivo que para un dependiente. También influye la productividad del trabajador, la rentabilidad del negocio, etc.
Sin entrar en las causas del aumento/disminución de la oferta o demanda del mercado laboral, podemos afirmar que cuando el SMI es superior al equilibrio producido  (sobre todo en tiempos de crisis) produce:


Desempleo: al no poder ajustar el salario en una negociación particular, muchos empresarios se niegan a contratar, debido a que no sería favorable para sus empresas contratar nuevos trabajadores. En lugar de contratar, intentan incrementar la productividad de los trabajadores ya contratados. Este hecho produce que gente sin experiencia laboral o poco cualificada se quede sin opciones para acceder a un puesto de trabajo preferido frente al paro.

Economía sumergida: hecha la ley, hecha la trampa. En toda sociedad hay gente dispuesta a arriesgarse y engañar al controlador (el Estado). Es imposible controlar el salario percibido por parte de los trabajadores, ya que hay numerosas formas de esconderse. Todas estas personas se pueden sentir perseguidas, acosadas e incluso maltratadas por dicha regulación, por su simple preferencia a tener un mínimo ingreso por muy ‘indigno’ que sea.


¿Qué argumentos defienden el SMI?

La explotación laboral:
Se argumenta que si se elimina el salario mínimo las empresas empezarán a explotar a sus trabajadores.

Es un pensamiento lógico, ya que los beneficios empresariales son inversos a los costes laborales, pero los trabajadores sólo caerían en casos de explotación cuando el mercado laboral esté en muy malas condiciones, es decir cuando la oferta supere con creces a la demanda. La simple eliminación del SMI implicaría cierta disminución en la oferta.
Aun así, la eliminación del SMI es mejor debido a que el trabajador podrá elegir entre quedar desempleado, explotado o emprender su propia empresa, sin contar los desincentivos a emplearse de los subsidios.
Habría que añadir que hay países que no implementan un SMI y sus salarios no son bajos. Esto demuestra de nuevo en que el factor clave para que se paguen en general mejores salarios es el número de desempleados y la existencia de abundante capital bien invertido.

Elimina la pobreza: Se argumenta que elimina la pobreza de la población.
Esto no es del todo real. Es lo mismo que en una familia trabaje una persona por el SMI y otra esté desempleada, que los dos trabajen por la mitad del SMI. Este argumento no es fácil de corroborar, debido a que se desconoce el desempleo exacto creado por el SMI y los salarios futuros en el caso de ser eliminado.

Reduce la dependencia de ayudas públicas
Se puede seguir el contraargumento anterior. Si hay más desempleo, habrá mayor gasto a través de los estabilizadores automáticos, lo que hace aumentar la dependencia de ayudas públicas.

Aumenta la productividad del país: El sistema productivo se focaliza hacía trabajos de mayor valor añadido.
Esto no tiene porqué  ser cierto. Si el capital en circulación escasea, difícilmente se emprenderán proyectos de mayor valor añadido, ya que dependen de bienes de capital especializados, capital humano muy bien cualificado, etc. Para emprender proyectos de alto valor añadido se ha de disponer de un tejido empresarial orientado a la competencia e innovación y no a la supervivencia y gasto improductivo. No toda la población está preparada y cualificada para trabajar en esos proyectos e implantar un SMI por esa razón podría significar dejarlos desamparados en el desempleo de larga duración o aumentar la dependencia de las ayudas públicas.

Crea dualidad en el mercado laboral: Crea diferencia entre los trabajadores con contrato indefinido y los temporales.
El hecho de existir SMI no quita que siga existiendo dicha dualidad, por lo tanto si tiene alguna relación, sería muy remota.  


El salario proviene del orden del mercado, no de las directrices de un gobierno. El gobierno no puede incidir en los salarios de forma directa. Lo que debería hacer es mejorar las condiciones de negociación a nivel de empresa de los trabajadores siendo un mediador justo y no planificar los salarios a través de legislación desde arriba. La organización sindical no debería provenir de arriba, sino a nivel de empresa, debido a que cada empresa y cada trabajador tiene diferentes circunstancias. En definitiva el SMI crea desempleo en las personas que más dificultades tienen para encontrar empleo y además no hay que olvidar que el SMI también crea desigualdad. Los parados por culpa del SMI no cobran nada frente a los trabajadores que cobran el SMI.



El SMI en España

El SMI español para el 2013 se situó en
645.30€ mensuales. Esta cantidad es bastante baja para el coste de la vida en España, por tanto difícilmente una persona que cobre el SMI podrá mantenerse por sí misma. 


Sin embargo, conociendo los datos de desempleo juvenil podremos intuir que muchos de los jóvenes españoles han de vivir con sus progenitores o compartir piso con otras personas. Para que estos jóvenes tengan una mínima oportunidad de crecimiento profesional y con ello crecer su salario, necesitan obtener experiencia laboral, conocer el mercado y formarse en el mundo real, no el académico únicamente. Si no mejoran sus habilidades profesionales desde jóvenes, les costará mucho encontrar una entrada al mercado laboral. Además de esta situación pésima para su carrera profesional, se enfrentan a no poder aportar nada en casa para ayudar a pagar las facturas o ahorrar para poder emprender su propio negocio.
 
Además del SMI también hay otras barreras parecidas como los convenios colectivos que no se rigen exactamente por la coyuntura económica. Si existe este tipo de políticas, lo mínimo que deberían hacer es implementarlas en caso de bonanza económica y no en un momento de crisis.

En conclusión, para poder dar una oportunidad de crecimiento profesional especialmente a los jóvenes, debemos contemplar el SMI como una barrera de entrada al mercado laboral español.